Zapatero, una profesión artesanal más activo que nunca
No pierde vigencia el trabajo artesanal del zapatero, a pesar que muchas personas depositan en tachos de basura los zapatos y zapatillas usadas. En Oberá la zapatería Cruz lleva 21 años en el rubro con mucho trabajo, gracias a la publicidad del boca en boca, por la calidad de la reparación.
Llegamos a la zapatería para contar la historia del zapatero, apenas saludamos y los clientes llegaron a retirar los trabajos realizados, además de los que trajeron sus zapatillas para arreglar. Nos pusimos al costado y observamos la dinámica, el trato, las recomendaciones y la cara de los clientes al ver la restauración a nuevo.
“tenemos muchos clientes fijos, nunca hice publicidad, siempre fue el boca en boca, hacer un buen trabajo y esas personas te recomiendan”
La profesión no se aprende en escuelas de oficios y Claudio Cruz (36), empezó a practicar el arte de la reparación con apenas era un adolescente en el local del tío, hoy es uno de los que te salvan las zapatillas para una tirada más o simplemente alargar la vida útil del calzado.
“Me dedico a la compostura de zapatos, desde que tengo 15 años, actualmente tengo 36 años y aprendí con mi tío, el me enseño el oficio y hace 7 años que tengo mi propia zapatería, es más cuando abrí me traían zapatos de las otras zapaterías, fue durante 5 meses que hice eso y después los clientes llegaron solos y se expandió el trabajo”, empezó explicando Cruz a NeT Noticias.

El mismo Claudio explica a los clientes que llegan a su local cuanto tiempo más podrán usar el calzado que volvió a renacer, “le podés extender la vida útil muchísimo, sin dudas y si son calzados de buena calidad, te dura más, un zapato de buena marca te puede durar entre 3 y 4 años, al refaccionarlo, se extiende el doble de vida útil”.
Actualmente existen muchas ofertas para las personas, variando la calidad de zapatos y zapatillas, que son muy económicas que duran poco tiempo, en este aspecto no tienen soluciones, porque el material para arreglar les sale más caro, pero todos llegan al local con esperanzas.
El detalle de muchos de los arreglos, es dejar al calzado como si fuera nuevos y allí está la mano de obra artesanal, “hay muchos trabajos que son artesanales, cobramos más caro, porque nos demoramos más en el trabajo, para que sea delicado y prolijo la costura, eso nos puede llevar a trabajar dos días en un producto, porque hasta tenes que diseñar partes de las mismas”, explica Claudio.
En relación a la cantidad de trabajo se muestra sorprendido, “no solamente ahora en la crisis, cuando la gente podía acceder a comprar sin inconvenientes, también traían a recuperar sus zapatos, hoy se duplica por la crisis económica”.
Cruz no trabaja solo, tiene un ayudante, pero que llegó con el conocimiento adquirido en la zapatería del papá en Buenos Aires, luego de buscar a quién enseñar, se encontró con Marcelo Dominguez (30), y hoy es la mano derecha en el taller, “hoy cuesta conseguir alguien que quiera trabajar o aprender el oficio, por falta de interés en aprender, por eso se traslada el conocimiento de generación en generación, porque no hay una escuela de oficio”.
Durante el trajín diario, hay soluciones rápidas, como pegar y coser es lo que más piden, porque todos los calzados se despegan, por la misma temperatura que tenemos en Misiones.
El oficio se aprende dentro de los talleres y los clientes se ganan demostrando calidad en el trabajo, “tenemos muchos clientes fijos, nunca hice publicidad, siempre fue el boca en boca, hacer un buen trabajo y esas personas te recomiendan”, destaca Cruz a este medio.
Redacción y fotografía: Luciano Ferreyra